the latest

CINE DOCUMENTAL | ‘KIBOKO’: CUANDO SER LIBRE ERA UN ACTO DE RESISTENCIA (Y BAILAR ERA POLÍTICO) (CINE DOCUMENTAL

 


En plena euforia por el Orgullo, cuando las pancartas y los hashtags inundan las ciudades, una pequeña localidad costera lanza una pregunta al aire: ¿qué queda de aquellos lugares que sostuvieron la libertad cuando no era tendencia? Desde La Vila Joiosa, 'Kiboko' recupera la historia de un bar que fue mucho más que un bar: fue trinchera, fue hogar, fue posibilidad.
Codirigido por Noelia Fluxá y Julie-Estel Soard , esta docuficción con mirada feminista rescata la memoria de uno de los pocos espacios abiertamente diversos en la Marina Baixa de los años 80. Un tiempo aún marcado por el miedo y la norma, donde el Kiboko funcionó como punto de fuga para quienes no encajaban: mujeres incómodas, personas LGTBIQ+, juventud desobediente.
Una comunidad antes de que se llamara así
Lejos del discurso nostálgico, Kiboko construye un relato generoso y vibrante, entre el testimonio y la recreación. Desde la voz de Teresa Grau, actriz y narradora que indaga sobre el pasado del local, hasta las memorias de quienes lo hicieron posible —como Quico Martínez “Caponet”, su copropietario, o Malena, camarera, todos ellos, referentes LGTBIQ+—, la película traza un mapa de afectos y resistencia.
En un país que aprende a ser libre a trompicones, el Kiboko fue un ensayo de futuro: un lugar donde ser tú mismo no era delito ni rareza, sino motivo de celebración.
Música, cuerpo y estética: cuando todo era disidencia
El documental también recupera el latido musical que definió al local: los vinilos llegaban antes que a ninguna otra sala de la comarca, y bailar era una forma de decir “aquí estoy”. Con la colaboración de SEACLUB MUSIC, la banda sonora recrea esa energía eléctrica de los 80.
Pero la disidencia también se tejía en la ropa. Jaume Perona, modista y figura esencial del Kiboko, contribuyó a forjar una estética propia, hecha de lentejuelas, cuero y descaro. Moda como escudo, fiesta como refugio. Cuando todos estaban preparados para vestir colores, el Carnaval local volvió desde el Kiboko, desde donde también, se emitía un programa de radio.
Producido desde el margen, contado desde dentro
El proyecto, impulsado por JUNO Media y Tania Galán  TAGA Producciones —ambas con liderazgo femenino y arraigo territorial—, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de La Vila Joiosa y el colectivo local Vila-Diversitat. Su producción se apoya en una campaña de micromecenazgo lanzada este mes de junio.
Porque Kiboko no solo es un ejercicio de memoria: es una llamada a sostener los espacios que nos permiten existir sin pedir perdón. A celebrar los márgenes. A politizar la alegría.
Más información y campaña abierta en Platino Crowdfunding .

Entrevistas