Durante los siguientes años trabajó en producciones en México e Italia, para volver a mediados de los 70 en películas como Una vela para el diablo, de Eugenio Martín, o Los pasajeros (José Antonio Barrero, 1975), un extraño film de terror junto a Paul Naschy. Tras un periodo de inactividad en la gran pantalla, volvió en películas de relevancia en nuestro cine como Extramuros (1985), de nuevo bajo la dirección de Miguel Picazo; Divinas palabras (José Luis García Sánchez, 1987) o la inolvidable comedia Amanece, que no es poco (José Luis Cuerda, 1989). En estos dos últimos títulos incorporó a su registro una vis cómica que posteriormente desarrolló en Hermana, ¿pero qué has hecho? (Pedro Masó, 1995) y Adiós con el corazón (José Luis García Sánchez, 1997). Tiovivo c.1950, de José Luis Garci, fue su último papel; junto a ella estaban más de 60 intérpretes que completaron el reparto de la película, muchos de ellos leyendas del cine español. No pudo terminar mejor acompañada.