Para un futbolista, representar a tu país a nivel nacional es lo máximo a lo que puede aspirar a nivel deportivo. Para un futbolista palestino, ponerse la camiseta blanca es algo que va mucho más allá de lo deportivo, es un gesto personal de mucho valor, es dar esperanza y dignidad a millones de personas que sufren cada día los horrores de ser una nación atacada, ocupada y exiliada.
Hace unas semanas, la Federación Palestina de Fútbol grabó un vídeo dando la convocatoria de su selección para los partidos clasificatorios de la Copa Mundial de 2026 contra Jordania e Irak. Grabado entre los escombros en Gaza, el vídeo muestra a jóvenes aficionados que encuentran imágenes de los jugadores de su selección nacional en la playa, entre los escombros de su entorno urbano, en mercados callejeros y dentro de un aula con tiendas de campaña.
La Federación Palestina de Fútbol dijo en una entrevista a CNN Sports que 408 futbolistas han muerto ya en el conflicto : jugadores, funcionarios y en su mayoría niños. La vicepresidenta Susan Shalabi dijo que la grabación de ese vídeo era arriesgada, pero necesaria. "Puedo decirte que fue extremadamente peligroso", recordó a CNN, "pero era necesario hacerlo. Si el equipo puede poner una sonrisa en el rostro de un niño en Gaza, entonces valió la pena. Los niños que ves en el video querían filmarlo porque todavía tienen esperanza. Es para ellos, ante todo".
Shalabi dijo que las oficinas de la Federación Palestina de Fútbol en Gaza han sido destruidas o gravemente dañadas, y lo que queda ahora se está utilizando para alojar a familias que han perdido sus hogares.
Así está la realidad de un país como Palestina que está prácticamente reducida a escombros debido al conflicto que mantiene con Israel. Esta herida abierta desde 1948 no se ha cerrado nunca, y el 7 de octubre de 2023 volvió a sangrar con mucha más fuerza cuando Israel declaró el estado de guerra y comenzó una campaña de bombardeos sobre la Franja de Gaza que provocó y sigue causando una enorme cantidad de muertes: 50.000 palestinos han sido asesinados en tan solo 19 meses .
De esa noche, de esa angustia para el pueblo palestino, nace FOOT , una obra escrita por Ismail Khalidi, que trata de seguir dando voz al genocidio interminable.
Inspirado en hechos reales, FOOT es un monólogo poético, cómico y por momentos distópicos. Todo ello a través de la voz de un futbolista palestino que nos cuenta el imposible camino de su equipo para avanzar hacia la Copa Mundial; un camino de controles, exilio, corrupción y muerte.
Empieza la obra, se acallan los murmullos y la realidad nos estalla de frente. Estamos en la Palestina ocupada. Entra el joven jugador de fútbol, pero no sabemos quién es realmente hasta que avanza el monólogo. Es en esta incertidumbre con respecto a la identidad de nuestro protagonista donde se enmarca esta pieza teatral que relata el conflicto existencial de un pueblo colonizado, aplastado, oprimido, pero que aún así, resiste y se manifiesta negándose a la expulsión, a perder su identidad, al paulatino exterminio de décadas de agobio y de persecución. Es aquí donde radica el conflicto de esta historia: el memoricidio al que se enfrenta el pueblo palestino desde 1948 en adelante, a través de la voz de un futbolista.
LA OBRA
Nos encontramos ante un gran muro de hormigón con alambres de púas que separa familias, pueblos y ciudades aislando a los palestinos entre ellos. En medio de este descampado con algún balón de fútbol está la relación de un futbolista palestino. A lo largo de este relato, aparecerán proyectadas sobre los muros pinturas reivindicativas de la subcultura de resistencia que han surgido en protesta de una ocupación aletargada durante décadas. Todo ello apoyado también de fechas que ayudarán a contextualizar todo el conflicto narrado por el futbolista.
NOTAS DEL DIRECTOR
"Han pasado unas semanas desde el 7 de Octubre de 2023 y me encuentro en el porche de mi casa en una noche plomiza. ¿Podrá el cielo contaminarse de las explosiones que no puedo oír?
Con un nudo entre mi pecho y mi espalda, mi cabeza no para de buscar una opción práctica que ayude a parar toda esta locura... ¿o para que me ayude a mí a aliviar tanta frustración? Observando esa misma luna que para muchos será su última luna, pienso en comenzar a caminar y reclutar un ejército de voluntarios que marchemos sin armas hacia Gaza. ¿Podríamos ser suficientes como para parar todas las bombas de una noche o solo nos convertiríamos en plomo y ceniza que llegaría al cielo de una noche estrellada de cualquier ciudad europea? ¿Podríamos ser una especie de ejército de la paz? Sin nacionalidades, ni creencias, solo en la fe, por la humanidad.
Un corte en mi dedo del que brota sangre, insignificante con lo que hoy nuestra luna presenciará al otro lado del mar. Regreso a la cama, una noche más pierde la esperanza, la humanidad, la quimera...
Al día siguiente me reencuentro con FOOT y me siento capaz de soltar un hilo de grito por los que gritan de horror". Samy Khalil