Hécube, pas Hécube fue una de las sensaciones del pasado Festival de Aviñón, cita escénica de referencia europea. Ahora se estrena en España en Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid, con tres funciones entre el 3 y el 5 de enero en versión francesa con sobretítulos en español. Esta producción de la Comédie-Française está escrita y dirigida por el prestigioso director portugués Tiago Rodrigues, una de las figuras europeas teatrales de mayor proyección y actual director del Festival de Aviñón.
Inspirándose en la tragedia escrita por Eurípides, una de las menos representadas del legado del dramaturgo griego, Rodrigues ha escrito un texto que entrelaza la historia de una mujer con un hijo autista y la de la protagonista de la obra original, ambas atrapadas en conflictos similares.
El origen de este montaje se encuentra en un hecho real sucedido en Suiza, donde estalló un escándalo relacionado con el maltrato a niños autistas acogidos por instituciones públicas. “Este escándalo -ha explicado Tiago Rodrigues- nos recuerda cómo nuestras sociedades, donde una gran parte de la población tiene acceso al bienestar esencial, a veces pueden ser negligentes con respecto a los más vulnerables”.
Rodrigues leyó artículos de prensa sobre el caso, literatura médica y se puso en contacto con padres de niños con trastornos del espectro autista. Esos intercambios le inspiraron a escribir una ficción sobre este tema.
Por otro lado, le dio vueltas a la idea del personaje de una actriz que encarnara “el sufrimiento en el teatro a la vez que lo padece en su propia vida”. De inmediato pensó en Hécuba de Eurípides: Su heroína “es una mujer, bastante mayor, con una larga experiencia vital. Una reina convertida en esclava, la más vulnerable en el momento más vulnerable, después de la caída de Troya. De todas las obras que conozco es la que mejor describe el enfado de una madre protegiendo a su hijo”.
En escena, una actriz ensaya Hécuba, interpretando el papel de la viuda del rey Príamo tras la derrota en Troya, donde perdió al marido, el trono y casi todos sus hijos. Es una mujer que exige justicia. Esta tragedia ficticia se solapa con la realidad íntima de la actriz, cuyo hijo autista ha sido víctima de abuso, que ella misma ha denunciado.
Rodrigues muestra la vida de la actriz, corriendo del escenario del teatro a la sala del tribunal donde se juzga el caso del hijo. A medida que se aproxima el estreno de la obra y el veredicto del juicio, al personaje de la actriz le resulta cada vez más difícil distinguir entre su propia tragedia y la de Hécuba. Las palabras que pronuncia en el trabajo empiezan a invadir su vida cotidiana, marcada por investigaciones criminales. Según Tiago Rodrigues, “esa confusión le da una dimensión trágica” al montaje. En un escenario único y crepuscular, dos mundos entran en contacto, en un entrelazamiento turbulento e inquietante entre la tragedia del mito y la de la realidad, entre el juego del teatro y el de la justicia.