Filmin estrena el próximo viernes 31 de mayo, en exclusiva en plataformas digitales en España, "Rodeo", la primera película de la directora francesa Lola Quivoron, quien se sumerge en el submundo del cross-bitume, bandas de adolescentes de los suburbios franceses que liberan toda su energía practicando motocross en asfalto. Lo hace de la mano de su protagonista femenina, Julia, interpretada por la actriz novel Julie Ledru. Ledru ganó el premio a la Mejor Actriz del Festival de Sevilla con este personaje complejo que huye de etiquetas y generalizaciones y que es mucho más que una chica en un mundo de chicos. "Rodeo", además ganó el premio Coup de Coeur del Jurado de la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes.
No era la primera vez que Lola Quivoron retrataba el mundo del cross-bitume en el cine. Su anterior corto documental, "Au loin, Baltimore" (2016) ya abordaba este universo. "Es un ambiente que conozco desde niña cuando vivía en los suburbios de París y veía a los jóvenes haciendo motocross delante de mi bloque", explica la directora. Su película, de hecho, responde al deseo que siempre sintió de formar parte de aquella banda de chicos: "Solía ser la única chica. Las demás iban en la parte trasera de las motos o se quedaban a un costado de la carretera, pero casi ninguna montaba. Por eso me inventé el personaje de Julia. Respondía a un deseo bastante íntimo de hacer realidad el sueño de formar parte de una comunidad", confiesa.
Quivoron descubrió a su protagonista, Julie Ledru, en Instagram. Ni era actriz ni tenía experiencia en el mundo de la interpretación, pero tenía algo que la emparentaba con el personaje de Julia. "Cuando volví de reunirme con Julie llamé a Antonia (Buresi, coguionista y actriz en la película) y le dije: Esta chica es una mentirosa de cuidado. Me ha contado la historia de su vida, pero es la historia de la película. No sé cómo decirlo, pero fue un milagro, como si encajaran dos extremos de algo. Lo real y la ficción. Así que empecé a reescribir mi película con su rostro, su cara en mente". El trabajo con Ledru y el resto de actores jóvenes no profesionales es uno de los pilares sobre los que se construye la película, aunque a la directora no le gusta demasiado eso de la "dirección de actores": "Prefiero hablar de guiar a los actores. No hay dirección. Los actores no saben de forma inmediata cómo van a representar una u otra escena. Yo tampoco. Empezamos juntos, en la niebla, y después de un tiempo, las cosas se vuelven más claras y el horizonte se vuelve más nítido".
La película presenta un formato Cinemascope (2:39), con lentes anamórficas Master Prime, como en los westerns clásicos. "Quería que la gente sintiera físicamente cómo la velocidad y la adrenalina del bike-life impulsa los cuerpos. Mostrar el lado brutal, la relación con la muerte, con el asfalto...", afirma Quivoron. Otro de los puntos clave de la película es su montaje, a cargo de Rafael Torres Calderón, con planos inestables, nerviosos, fugaces: "Me gusta que la película nos lleve y nos sacuda en todas las direcciones como en un tio vivo, que nos empuje a desear vivir con límites, en medio de la acción, sin psicología", concluye la directora.