En el Londres de 1910, Edith Garrud es un caso único en Europa: es la única mujer entrenadora de ju-jitsu, junto a su marido William. Pero cuando la corpulenta Marge se incorpora a sus clases, Edith aún no sospecha cuánto cambiará el rumbo de su vida. Porque esta última, miembro de la WSPU (Unión Social y Política de Mujeres) pronto le pide que entrene a algunas de estas activistas, que se enfrentaban constantemente a la violencia policial, pero también a la de ciertos hombres, durante sus manifestaciones pacifistas.
Es en esta ocasión que Edith se reunirá con Emmeline Pankhurst, la fundadora del movimiento, en un momento en que el primer ministro Herbert Henry Asquith reconsidera su decisión legislativa a favor del sufragio femenino. Durante su marcha pacífica hacia el Parlamento, las manifestantes fueron atacadas violentamente por la policía, así como por parte de la población masculina, con el resultado de varias detenciones y encarcelamientos.
Marcada por este acontecimiento, Edith accede a formar una escolta de sufragistas, llamada las Amazonas, a las que entrena en secreto por las noches en un cementerio de las afueras de Londres. A partir de entonces, el día de la reunión de Emmeline en Glasgow, se hizo todo lo posible para contrarrestar la intervención de las fuerzas policiales. Acosada por las mujeres, la policía incluso es ridiculizada por la prensa.
Pero cuando, en 1914, la guerra contra Alemania parecía inevitable, el movimiento amazónico fue disuelto por la presidenta de la WSPU, quien pidió a las mujeres que contribuyeran al esfuerzo bélico del país contra un enemigo común. Y al final de la 1ª Guerra Mundial, que marca una cierta emancipación de las mujeres inglesas, estas últimas, con una edad mínima de 30 años, obtienen por fin el derecho al voto, antes de que entre en plena igualdad, a partir de los 21 años, unos 10 largos años después.
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