Cuando Max Estrella y su familia se enfrentan a la ruina económica, y tras un intento fallido de Max por conseguir dinero, el poeta acaba haciendo lo único que le despeja las preocupaciones: salir de fiesta. Bajo la influencia de Don Latino de Hispalis, vive una noche de autodescubrimiento donde se suceden los momentos de jolgorio con golpes de realidad social.
Adaptación libre de Luces de Bohemia, la obra teatral de Ramón María del Valle-Inclán en la que el autor plasma descarnadamente la realidad de su época. Una realidad de vida difícil, empobrecida y soñadora, que en el cruce del siglo XIX y XX empujó su desencanto y sus momentos de alegría al fondo de los cafés, las tabernas y los callejones de Madrid.
Valle nos lo cuenta con la crudeza de lo irreparable, con la franqueza y la frialdad del que contempla, tras el toril, cómo se desangra una nación. Pero también con una mirada regeneradora puesta en un futuro más limpio y prometedor.
Esta visión de lo grotesco, de la España indeseada, es el punto de partida de una nueva actitud artística que Valle bautiza como “esperpento”, una actitud que en Panyvino ha tomado como inspiración para representarlo a ritmo de Trap, el nuevo género musical que ha conquistado el oído y el armario de la juventud.
BARRA LIBRE DE LUCES DE BOHEMIA
De la bohemia literaria, la del aguardiente, el humo de las pipas y la golfería nocturna, hemos extraído su paralelismo en el actual y exitoso subgénero musical conocido como Trap.
Este término proviene del argot para denominar el lugar donde se trapichea o se vende al por menor, y nos sirve para encontrar nexos de unión entre la juventud rebelde y poeta que Valle describe en su obra y la de este siglo, influenciada por los videoclips, la moda, la tecnología y la visión exaltada y desmarcada del individuo con la sociedad.
Iniciamos pues un proceso de investigación alimentado y apoyado en los géneros musicales más escuchados por los jóvenes como son el Trap, el Hip-Hop, el Reggaetón o la Electrónica, entrevistas a músicos y cantantes, las conocidas “Batallas de Gallos”, revistas de moda, revisión de nuestro legado pictórico (Goya y sus pinturas negras, Picasso, etc.), la animalización corporal del maestro Jacques Lecoq o los interminables paseos por los principales lugares de encuentro, de juerga y calles de Madrid.
Los encargados de llevarnos por este viaje delirante, carnavalesco y musical son Mario Alonso como Max Estrella y Mateu Bosch como Don Latino de Hispalis, acompañados de cerca por otros cuatro actores: Pablo Tercero, Susana Álvarez, Katia Braun y Javier Carramiñana, que interpretarán diferentes personajes y harán a su vez las funciones de corifeo.
Contamos además con la presencia, en escena, de Dj Albers Mayo, que ambienta los diferentes espacios y atmósferas además de acompañar las transiciones y cambios de escenografía con temas de electrónica, HipHop Old School, Trap o los videojuegos.
A parte, la atenta mirada de un enigmático personaje, una maestra de ceremonias (Adelia Pedreño).
Esta España amarga y cruel, la de los platós de televisión, donde salen a relucir los más sucios trapos de portera; la de la juventud desorientada, depresiva y peleona, que clama por un poco de cariño refugiándose en los iPads, el humo de la cachimba y los litros de alcohol; la de los políticos corruptos y avariciosos; la de la brutalidad policial, etc. Toda ella, la hemos puesto frente al espejo delator y roto de la realidad. Sobre seis tarimas engalanadas con telón púrpura y cubiertas con suelo de espejo, los personajes transitarán y deconstruirán el espacio, evocando los recovecos y pasajes del ambiente madrileño como si de un videoclip se tratase
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