Primera muestra de citas coreográficas de un trabajo en proceso, que tendrá su estreno absoluto en el Corral de Comedias de Alcalá este fin de semana.
Olga Pericet crea una red de pensadores en movimiento que trabajen sobre la figura de Carmen Amaya para ir más allá de nuestra percepción subjetiva y poder realizar un dialogo con ella.
El presente y pasado quedaran engarzados, desenfocando la imagen de Carmen Amaya, a condición de evitar todos los efectos de imán o enfoque celebrativo que suelen darse en el caso de personajes de esta envergadura.
Olga Pericet será el satélite cuya órbita gira alrededor de una lejana galaxia de recuerdos. La única Carmen que nos interesa es esta Amaya (infra-leve).
“El fuego de la estrella apagada flota disfrazado de frecuencias y temblores que agitan un cuerpo que se forma, ectoplasma trémulo, espectro visible.
Fue Carmen Amaya esa estrella accesible, su baile irradió el universo flamenco. Son los rayos cuerdas de Pericet y el vacío intersideral que rellena el tiempo, se cambia en eco de un silencio, un eco que impacta en la superficie del firmamento la sombra proyectada de una mujer Bing-Bang”.
Era en su estreno en Nueva York el pasado mes de octubre cuando Olga recibía la noticia de que el Ministerio de Cultura y Deporte le otorgaba el Premio Nacional de Danza en la modalidad de Interpretación destacando como ejemplo La espina que quiso ser flor o la flor que soñó con ser bailaora, trabajo en el que "sus cualidades interpretativas abordan un lenguaje escénico total". “Su capacidad de aunar las distintas disciplinas de la danza española, actualizándolas en un lenguaje interpretativo con sello propio, por su versatilidad escénica y su valiosa capacidad de transmisión. El jurado ha destacado como ejemplo La espina que quiso ser flor o la flor que soñó con ser bailaora, trabajo en el que “sus cualidades interpretativas abordan un lenguaje escénico total”.