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Nao d´amores, la poesía de Lorca y los títeres de cachiporra confluyen en "Retablillo de don Cristóbal", en el Teatro de La Abadía del 6 al 24 de abril


 Nao d’amores recala por segunda vez en el Teatro de La Abadía esta temporada, tras la reposición de `Nise, la tragedia de Inés de Castro´, Premio Max 2021 al Mejor diseño de vestuario, y lo hace con el estreno en Madrid de "Retablillo de don Cristóbal", una versión del texto de Federico García Lorca. Un experimento teatral, bello y poético, a la par que festivo y gamberro, planteado desde la rigurosidad de las fuentes históricas y literarias, que la compañía ha dedicado a la memoria de Julio Michel, titiritero, maestro y amigo que dignificó las artes de la marioneta en España.

 

Con el sello inconfundible de Nao d’amores, la poética naif del poeta granadino, y los títeres de cachiporra, se construye esta pieza fresca y desenfadada que podrá verse en la Sala José Luis Alonso del Teatro de La Abadía del 6 al 24 de abril. El montaje, ideado y dirigido por Ana Zamora como colofón a su trabajo de investigación en la Real Academia de España en Roma, está interpretado por Eduardo Mayo, Verónica Morejón e Isabel Zamora, y cuenta con el equipo habitual de colaboradores de la compañía; Alicia Lázaro en la dirección musical, Vicente Fuentes da forma a la palabra, Deborah Macías diseña el vestuario, Pedro Yagüe firma el diseño de iluminación, y David Faraco capitanea la asesoría del trabajo con los títeres y diseña el espacio escénico.

 

En su empeño por aprender jugando, Nao d’amores se sumerge ahora con humildad, con respeto pero sin miedo, en esta apasionante experiencia de teatro de títeres, para valorar su sentido dramático, que condensa la mirada crítica, satírica y popular, que tanto necesita nuestra escena contemporánea.

 

La propuesta ahonda en la histórica figura del héroe nacional don Cristóbal Polichinela, y su chillona voz, ejecutada con la tradicional lengüeta titiritesca, que ha marcado la identidad del personaje desde sus orígenes en la "Commedia dell´arte". Un recurso sonoro que amplifica, deshumaniza, y se convierte en peculiar vía de expresión en este tipo de teatro popular, donde el ritmo, lo musical, lo onomatopéyico, están por encima del psicologismo… y hasta de la comprensión de las propias palabras, que don Cristóbal escupe como exabruptos. Parece que el propio Lorca tenía gran pericia en el manejo de la lengüeta, un elemento de expresión vocal que se puede documentar en España al menos desde comienzos del siglo XVII, y que hoy continúa siendo patrimonio escénico de los titiriteros.

 

La música en directo, como en todos los trabajos precedentes de Nao d’amores, juega un papel primordial en el espectáculo. Detrás de la selección hermosísima y acertada de las músicas y canciones que van desde el siglo XVII hasta la mitad del siglo XX, está Alicia Lázaro. En este viaje tras la pista de aquel personaje que fascinó a Federico García Lorca, entre la modernidad y la tradición (yo esto lo quitaría porque ya cerramos el último párrafo con la mismo expresión), se ha topado con un documento extraordinario, que hasta ahora no aparecía reflejado en la historiografía del teatro de títeres, y cuya interpretación abre y cierra nuestro espectáculo. Se trata de una seguidilla de Luis Missón, "Seguidillas nuevas de Purchinela", fechada en 1762 y destinada a un intermedio teatral. Esta composición permite adelantar algún año la presencia de don Cristóbal en la escena española, y escuchar las intervenciones musicales del propio títere, insertadas en la partitura original.

 

Este Retablillo de don Cristóbal es una fiesta lorquiana donde se mezclan tradición y modernidad. Un desvergonzado experimento teatral planteado desde la rigurosidad de las fuentes históricas y literarias.

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