Tras el éxito de Los Remedios , el público va a poder reencontrarse con Fernando y Pablo, los dos amigos del barrio homónimo sevillano que crecieron juntos y viajaron hasta la gran ciudad para cumplir sus sueños. Las apariciones , el nuevo estreno producido por el Centro Dramático Nacional con Juan Ceacero / La_Compañía exlímite, forma un díptico con Los Remedios aunque puede verso de forma autónoma. En el nuevo montaje han transcurrido algunos años para nuestros dos protagonistas que, en la mitad del camino de sus vidas, se proyectan hacia el futuro para plantearse cómo serán sus vidas.
En palabras del director, Juan Ceacero, «seis años después de Los Remedios y del inicio de esta aventura que es La_Compañía exlímite, nos volvemos a preguntar sobre la identidad, a través de los universos personales de Fernando y Pablo, pero esta vez con la mirada puesta en ese yo que está por venir».
El público va a encontrar a Fernando y Pablo con más años y con otras preocupaciones acordes con el paso del tiempo. Ahora les preocupará la muerte que tienen más presente debido a las pérdidas que la vida ocasiona, la construcción de la familia o el éxito profesional con sus renuncias personales.
Fernando Delgado-Hierro que, además de dramaturgo, interpreta a su propio personaje de ficción, se pregunta: «Nos colocamos frente al público e intentamos, con todas nuestras fuerzas, hacer aparecer lo imposible. El intento me devuelve preguntas inquietantes: ¿por qué tengo tanta tendencia a imaginar futuros tristes para mí mismo? ¿Por qué parece más interesante la desgracia?»
Sin embargo, Las apariciones , como sucedía en Los Remedios , es un montaje de autoficción no lineal que presenta escenas llenas de comicidad que hacen al público reflexionar sobre las honduras del alma. Juan Ceacero lo describe «como una obra de corte clásico como eran los ñaques, género teatral en el que dos intérpretes cuentan en escena una narración cambiando continuamente de personajes en escena».
Para Fernando Delgado-Hierro, «al menos, en el juego, late una esperanza: la risa tiene el poder ritual de devolverle la vida a las cosas. Y, desde que éramos pequeños, lo que me hizo ser amigo de Pablo es que nos reímos hasta de nuestra propia sombra».
Pablo Chaves, que interpreta a su propio ente de ficción además de ser el responsable de la escenografía, destaca que «lo que vamos a ver es como un futuro posible, muy loco, partiendo del presente y sobre todo desde el divertimento. Pero el Pablo que aparece en la obra es muy diferente a mí. Soy yo divirtiéndome en lo que podría llegar a ser desde lo más absurdo».
El dramaturgo Fernando Delgado-Hierro ha concebido a los dos personajes de forma muy diferente, para ello se ha inspirado en algunos rasgos reales. Aclara: «Se mezclan elementos reales y de ficción, pero son creaciones teatrales originales. Fernando es más el raciocinio o lo espiritual mientras que Pablo se caracteriza por la materialidad y el cuerpo».
La puesta en escena pone en el centro del escenario la actuación y el cuerpo a la hora de que los intérpretes encarnan a los diferentes personajes. Por eso, el director del montaje, Juan Ceacero, expresa que «los elementos artísticos potencian el juego y la imaginación del espectáculo. Encontramos un espacio reducido a la esencia que permite viajar a muchos lugares cohesionados con el vestuario mediante el color y la plástica. Son fundamentales la caracterización y, por supuesto, la iluminación y el espacio sonoro».
La escenografía de color verde neutro diseñada por Pablo Chaves parte de un espacio que podría ser un tanatorio o la sala de espera de un hospital aunque se transforma en multitud de espacios. Paola de Diego firma un vestuario imprescindible para los continuos cambios de personajes que tienen sorpresas finales. Mientras que la iluminación de Rodrigo Ortega y el espacio sonoro de Daniel Jumillas refuerzan la ilusión fantasmagórica o de apariencia del montaje.
Fernando Delgado-Hierro concluye que «uno de los ejes fundamentales de la función es el del amigo como un testigo de la propia vida, como esa constante que nos hace de espejo cuando nos hemos olvidado de nuestro verdadero rostro».
Las apariciones cierran la temporada del Centro Dramático Nacional en el Teatro María Guerrero , pudiendo verso, entre el 9 de mayo y el 15 de junio , en la Sala de la Princesa .